—Insiste en que necesita ir a Europa —suspiró Holden con irritación en su voz.
—¿Sabes por qué?
—Solo dijo que su padre le ocultó algo, que podría estar en París o Florencia —suspiró Holden—. Le dije que no era el momento adecuado para aventuras personales, pero no quiso escuchar.
—Me da la impresión de que no te gusta tener a Román por aquí —dijo la voz ronca.
—Aunque es verdad que no disfruto tenerlo de vuelta —dijo Holden—. Aún así, es parte de tu plan.
—Sí —dijo la voz—. Pero por ahora, puede ser libre de jugar juegos con su padre. Todavía hay tiempo antes de que estemos listos para la siguiente fase.
—¿Y qué hay de Tomás? —preguntó Holden—. Parece claro que está teniendo dificultades para seguir el plan, entonces, ¿qué hacemos con él?
—Manténlo bajo control por los medios que consideres adecuados —susurró la voz—. Olvida al resto de las manadas menores. Tenemos suficientes. Deja que los demás piensen que tienen una oportunidad.