Bell se giró entre los brazos de Galen, anidando su rostro contra su pecho. Ambos habían tomado una siesta después de que él pasara la mañana asegurándose de que conociera todos los detalles, cada uno de ellos.
Sonrió al pensar cómo la había llevado escaleras arriba y lo fuerte pero suave que había sido con ella. Aunque actuaba como un hombre de las cavernas posesivo, cedía a cada uno de sus caprichos y deseos.
Bell no sabía en qué momento Caleb y Ashleigh se habían ido, pero estaba segura de que fue en algún punto entre la segunda y tercera ronda. De cualquier forma, sabía que definitivamente ya se habían ido.
Sus uñas acariciaban suavemente sobre sus pectorales bien ganados, dibujando pequeños ochos mientras observaba el subir y bajar de su pecho.