—No es así, Ash.
El nudo en su estómago se retorcía y giraba.
—¿Sabías que ella le ayudó... y aún así... la aceptaste? —preguntó Ashleigh. Su voz se suavizó.
—No es tan simple —dijo Axel—. Tú no lo sabes todo, Ash. Hay más en la historia.
Ashleigh entrecerró sus ojos hacia él.
—Estoy muy clara en los detalles de esa historia, Axel... ¡es mi jodida historia!
Axel suspiró. —Por favor, solo escúchame. Te lo explicaré todo.
—¿Me lo vas a explicar? ¡Yo estuve allí, Axel! —gritó Ashleigh, arrojando un peso en el aire mientras sus ojos comenzaban a brillar.
Axel sintió un atisbo de pánico en su corazón, el brillo en sus ojos, el blanco puro de la luz de la luna. Su sueño acudió al primer plano de su mente. Sosteniendo el cuerpo inerte y frío de Alicia en sus brazos.
Su miedo y ansiedad afloraron a la superficie y convocó su propia fuerza. Empujando contra el poder que ella estaba emitiendo.