Corrine miró a Axel. Él le asintió con la cabeza, dándole a entender que ya estaba bien.
—Les daré algo de privacidad —Corrine sonrió mientras salía de la oficina.
Axel hizo un gesto hacia el sofá, y Ashleigh se acercó para sentarse a su lado.
—¿Sobre qué querías hablar? —preguntó él.
Ashleigh no pudo evitar notar el brillo en sus ojos, el ligero enrojecimiento y la hinchazón de sus párpados. ¿Había estado llorando?
—¿Estás bien? —preguntó ella.
Axel frunció el ceño y luego se levantó del sofá, moviéndose para servirse un vaso de agua.
—Solo cansado —dijo—. Fue una noche larga.
Ashleigh asintió y se alejó.
—Hablando de anoche —dijo ella—, darle la flor a mamá fue una elección interesante.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Axel, sorbiendo de su vaso—. El Alfa siempre le da la flor a la Luna.
—Sí, pero el Alfa siempre ha estado emparejado con la Luna.