—¿Román? —cuestionó Wyatt—. Lo siento, nunca he oído hablar de ti.
Román soltó una suave carcajada mientras asentía con la cabeza.
—Debo admitir que acabo de regresar tras haber estado fuera del país durante muchos años —dijo con una sonrisa cálida—. Tú no me conoces, pero conoces a mi padre, de hecho, él es la razón por la que estoy aquí hoy.
—¿Y quién es tu padre? —preguntó Wyatt, cruzándose de brazos.
Román observó la reacción de Wyatt. Mantuvo la sonrisa en su rostro, pero en su mente se sentía irritado. Este hombre claramente ya sentía la necesidad de estar a la defensiva en su presencia.
—Mi padre es el Alfa Tomás de Otoño —respondió Román.
—Tomás no tiene un hijo —afirmó Wyatt con firmeza, adoptando una postura más defensiva.
Román soltó una risita.
—Te aseguro que sí lo tiene —sonrió Román—. Solo que no es alguien de quien le gusta hablar.
Wyatt alzó una ceja pero no dijo nada.