Su Sangrienta Sonrisa

—Él posó sus labios en su garganta, sintiendo el pulso de su corazón latiendo frenéticamente. Él sonrió.

—Alicia intentó alejarse, pero su mano en su cabello la mantuvo en su lugar.

—Román llevó su otra mano a su hombro y la apretó suavemente. Alicia era una mujer de estatura promedio; su constitución era pequeña pero fuerte. Su hombro no se aplastaba ni pinchaba mientras la presionaba. En cambio, se sentía firme y suave bajo sus manos ásperas.

—Alicia apretó la mandíbula y se volvió hacia otro lado. Pero no habló. No emitió sonido alguno.

—Román sabía que estaba luchando por mantenerse en silencio, por no darle lo que él tanto deseaba. Escuchar su voz diciendo su nombre, ya fuera un grito o un gemido. Pero eso solo hacía que él lo deseara más.

—Su mano se deslizó por su hombro hacia su garganta, su pulgar trazando su clavícula.

—Su aliento caliente contra su garganta llenó a Alicia de repulsión y miedo que luchaba por mantener controlados.