¿Acabas de hacer una broma?

—Eso fue... sorprendente —dijo Mateas en voz baja mientras se ponía la camisa.

—¿Por qué? —preguntó Penélope, quien ya estaba vestida y abrochándose las botas.

—Solo... no esperaba que hiciéramos... eso —respondió.

—Sexo, Mateas —suspiró Penélope—. Tuvimos sexo.

—Obviamente —afirmó Mateas.

—Bueno, como parecías tener problemas para decir la palabra, no estaba segura —sonrió Penélope con sarcasmo.

Mateas apretó la mandíbula de frustración.

—Solo quería decir que no somos compañeros... —dijo.

—Sí, bueno, no creo mucho en todo eso del compañero —suspiró Penélope—. ¿Ya sabes, desde que volvió loco a mi hermano y todo eso?

Mateas tragó saliva y miró hacia otro lado.

—Si alguna vez encuentro a mi compañero, lo rechazaré de inmediato —dijo ella, apretando las cuerdas de sus botas.