—Me siento mejor —suspiró Ashleigh, recostándose sobre su pecho.
—¿De verdad? —preguntó Caleb, inclinándose hacia delante para apoyar su barbilla en su hombro.
—Sí —sonrió ella—. Obviamente, preferiría simplemente conocer todas las respuestas y, puf, mi Luna me ama, nos aceptamos mutuamente y todo está bien en el mundo. Pero siento que... ¿he progresado?
Caleb se rió.
—Sí lo has hecho, Ash —susurró, acariciando su garganta—, de lo contrario no podría hacer esto.
Ashleigh sonrió mientras su cálido aliento se deslizaba por su piel y las ásperas cerdas de su barba de sombra le hacían cosquillas en la garganta.
—¿Cuándo te vas a afeitar eso? —preguntó ella.
—Cuando termine de instalar el sistema de seguridad —respondió él—. Hasta entonces, el sueño, la comida, y todo lo demás están al mínimo.
—¿Y esto? —preguntó Ashleigh juguetonamente, estirando su cuello para que él tuviera más acceso—. ¿Tener una cita telepática conmigo es un buen uso de tu tiempo?