Cosas que no pueden esperar

La calidez de sus brazos rodeaba a Alicia, llenándola de una sensación de seguridad y consuelo. Ella lo abrazó de vuelta, apoyando su cabeza contra él e inhalando la dulzura aterciopelada de su aroma.

Axel lloraba sin control, y Alicia lo abrazó más fuerte.

Esteban se apartó la mirada y silenciosamente salió de la habitación, dándoles algo de privacidad.

Durante mucho tiempo, Axel no pudo hablar. Todo lo que podía hacer era llorar en sus brazos y abrazarla fuerte.

—Axel... —Alicia susurró. Ella acariciaba su espalda suavemente. —Axel...

Él no respondió.

—Cuidado tigre, vas a reventar uno de mis puntos —dijo ella con dulzura.

Axel rápidamente se retiró, moviendo su atención hacia el estómago de ella.

—¿Estás bien? ¿Está sangrando de nuevo? —preguntó él, tirando de su vestido.

Alicia se rió y agarró sus manos. Él levantó los ojos hacia los de ella.

—Estoy bien —susurró ella.