—Espera... —susurró entre respiros.
—¿Por qué? —preguntó Myka, robando unos cuantos besos suaves mientras mantenía sus ojos hambrientos en los labios de Peter.
Antes de que Peter pudiera responder, Myka capturó su boca una vez más. Lo besó con fuerza. Peter no se resistió ni luchó de ningún modo.
El contacto de sus labios, la sensación de los dedos de Myka presionando en la espalda de Peter, era como si hubiera retrocedido en el tiempo a los días que pasaban envueltos el uno en el otro. Su deseo de conexión entre ellos era todo consumidor, dejándolos a ambos sintiéndose delirantes.
Peter se apartó una vez más. Esta vez Myka movió sus labios a lo largo de la mandíbula de Peter. Su lengua trazó una línea cálida y húmeda hasta su garganta, con suaves mordiscos en el camino.
—Espera... —susurró Peter.
—¿Por qué? —preguntó Myka, mordiendo suavemente la garganta de Peter.
Peter dejó escapar un suave gemido al sentir la corriente que bajaba desde su garganta hasta su ingle.