El Alfa y Luna del Verano disfrutaban de su tiempo juntos, pero demasiado pronto, ese tiempo terminó.
Caleb se vistió mientras Ashleigh lo observaba desde la cama. Él podía sentir cómo ella intentaba ocultar su preocupación.
Le sonrió a ella.
—En realidad se siente un poco bien —dijo él.
—¿Qué? —ella preguntó.
Él le dio una sonrisa torcida y una risita.
—Saber que estás preocupada por mí —dijo él.
Ashleigh rodó los ojos y se recostó en la cama.
—Es molesto y frustrante —suspiró, cubriéndose la cara con una almohada.
Caleb observó con diversión mientras ella hacía un mohín. Se acercó a la cama y se sentó a su lado, quitando suavemente la almohada. Sonrió y le acarició la mejilla.
—Lo sé —susurró—. Así es exactamente como me sentí todo el tiempo que estuvimos en Guarda Lunar.
Ashleigh lo miró con sorpresa.
—No sabía eso —dijo ella—. ¿Por qué estabas preocupado? Estabas justo ahí conmigo.
—Lo sé —asintió Caleb—, y podía sentir la confianza que eso te daba.