Axel no pudo estar mucho tiempo con Alicia antes de que lo llamaran de vuelta al deber.
—No entiendo... —Axel suspiró con frustración.
—No tiene sentido —replicó Corrine, mostrando frustración—. Primero, las hadas se están retirando. Ahora los híbridos se han alejado. ¿Cuál es su plan?
—No sé —se lamentó Axel, frotándose las sienes con el talón de cada mano—. No tengo idea de lo que diablos está pasando ahora.
Corrine miró cuidadosamente a su hijo.
—Axel —lo llamó.
Él se lamentó pero no levantó la vista hacia ella.
—Cariño, has dormido muy poco desde que Alicia se fue a Primavera. Ahora que ha vuelto, todavía no descansas —dijo Corrine dulcemente, extendiendo su mano para acariciar suavemente su hombro.
Su única respuesta fue otro suspiro.
—¿Ha dicho Bell cuándo Alicia podrá volver a casa? —preguntó Corrine.
—No lo hará —él respondió, recostándose en su silla—. He pedido a Alicia que se quede en la Zona Segura.