La Carga Más Pesada

—Sin ofender, abuela, pero no creo que un discurso motivador vaya a terminar la guerra y traer paz a los territorios —suspiró Axel.

Lily sonrió.

—No —dijo ella—. Pero esa no es la razón por la que estoy aquí.

—¿Entonces por qué?

Lily se acercó más, y entre ellos apareció un pequeño banco.

—Sentémonos —dijo ella, tomando asiento—. Axel no vio motivo para no hacerlo. Se unió a ella en el banco.

—Estoy aquí —comenzó Lily— porque ahora sabes del milagro que está creciendo dentro de tu compañera.

Los ojos de Axel se ampliaron, y se giró para enfrentarse a Lily, apretando la mandíbula mientras sus dedos se cerraban en puños apretados.

—¿Cómo sabes eso? —exigió.

—Cálmate —sonrió Lily—. Incluso si yo fuera una amenaza, esto es un sueño, recuerda.

Axel tomó una respiración profunda, relajando su cuerpo.

—Tienes razón para estar preocupado —dijo Lily.

Axel cerró los ojos, apretando la mandíbula de nuevo.