Axel no perdió tiempo en formalidades. En su lugar, avanzó de inmediato y abrazó a Jonas.
Jonas rió entre dientes y abrazó al joven Alfa, dándole palmaditas en la espalda.
—Ahora, no te pongas todo emocional. Todavía tenemos una guerra que ganar.
Axel se echó hacia atrás y apretó la mandíbula mientras miraba a Jonas con gratitud.
—Gracias —dijo.
—No hice nada especial, cachorro —respondió Jonas—. Todo lo que hice fue devolverte a los hombres que enviaste para ayudarme a defender mi hogar primero.
Jonas agarró el hombro de Axel, manteniendo su mirada.
—Te dije que te estabas extendiendo demasiado, muchacho. Pero insististe en tratar de salvar a todos.
Axel sonrió.
—Tengo problemas para aceptar una respuesta con la que no estoy de acuerdo.
—Eres como tu papá en ese sentido —sonrió Jonas.
—Deberías conocer a mi hermana —Axel rió.
—He oído —sonrió Jonas—. Buena pareja para Verano. Los dos pueden entenderse mutuamente.
Axel asintió.