—Alicia había tomado un supresor —Axel había sentido su conexión encerrada tras la pared de la droga. El calor que siempre sentía pasar a través de su lazo había repentinamente se vuelto frío. El sutil aroma a chocolate en el aire a su alrededor se desvaneció.
Mientras se sentía aliviado de saber que Alicia ya no sentiría el dolor que él experimentaba, otra parte de él estaba en pánico ciego.
Desesperado por sentir su conexión, por saber que no se había ido para siempre. Atormentado por los recuerdos de todas las veces que se había sentido solo en una multitud de gente que lo quería, de las noches que había mirado a la oscuridad como si hubiera alguien dentro de ella esperándolo.
El tiempo se ralentizó mientras las monstruosas mandíbulas que se movían hacia él se ensanchaban.
—Axel gruñó mientras miraba los retorcidos dientes del monstruo.
Esta era una de las razones por las que no estaba con ella, la razón por la que tenía que suprimir su lazo.