Los lobos enseñaban sus dientes, gruñendo hacia ella.
Ashleigh tragó saliva y apretó la mandíbula.
—Aceptaste su oferta —susurró. Luego bajó la cabeza—. Una parte de mí esperaba que hubiera todavía una oportunidad de que Lily estuviera equivocada acerca de ti.
Los lobos gruñeron de nuevo; uno chasqueó sus mandíbulas.
Ashleigh giró su cuerpo, colocó sus manos sobre la nieve y se puso de rodillas para enfrentarlos.
—Ustedes fueron una vez orgullosos Alfas del Invierno —les gruñó de vuelta—. Pero ahora hacen tratos con nuestro enemigo.
Uno de los tres dio un paso hacia ella.
—Si piensas que simplemente me quedaré atrás y te permitiré tomar mi cuerpo... —Sus ojos comenzaron a brillar con la luz brillante de la luna.
A pesar de que él no retrocedió, uno de los alfas dejó de gruñir al verlo.
El segundo alfa dio un paso hacia ella.
—Os di la oportunidad de redimirse... —susurró Ashleigh. Su voz era baja y resonaba con otra—. No me culpéis por hacer lo que debe hacerse.