Solana miró la forma flotante. Lo reconoció de inmediato. Su gran hijo, Caleb.
Estaba retorcido y enredado en un lío de vides cortadas. Se inclinaba hacia adelante, inmóvil mientras flotaba en el aire.
—Ve... —susurró Lily, alejándose de Solana.
No necesitó más incentivo. Solana corrió hacia él, arrancando y desgarrando las vides que rodeaban su cuerpo.
—Te lo estaba trayendo —sonrió la Reina Oscura—. No había razón para cortar todas mis vides... Hacerlo dificultó mi control sobre la fuerza en ellas... Nunca tuve la intención de lastimar al chico. Solo quería facilitar una reunión familiar.
Lily gruñó a la Reina Oscura. Pero ella solo sonrió en respuesta.
Cuando Solana finalmente quitó la última de las vides, encontró que Caleb aún respiraba y su corazón todavía latía. Pero era lento. Había heridas sangrientas por todo su cuerpo. Parecía claro que las vides lo habían perforado repetidamente mientras era arrastrado hacia abajo desde el portal.