Sí Te Conozco

Caleb se lamió los labios y tragó el nudo que tenía en la garganta. Levantó la vista hacia Ashleigh, pero ella no quería mirarlo.

—Vamos, cariño —susurró, tendiendo la mano hacia la de ella—. Volvamos a la habitación.

Ella dudó en tomar su mano, sintiéndose avergonzada por su explosión emocional.

—Has estado diciendo que necesitamos hablar —continuó él—. Y yo no he estado escuchando.

Ashleigh tragó saliva y levantó su mano para tocar la de él. Él la tomó agradecido y la llevó a sus labios, besando su mano suavemente.

—Vamos a hablar.

Ashleigh asintió y guió el camino de vuelta a su habitación en silencio. Cuando llegaron a la puerta, encontraron una gran bandeja de catering con una nota encima.

Ashleigh se arrodilló y recogió la nota, mientras Caleb levantaba la bandeja antes de entrar.

—Ash, sé que necesitarás combustible después de ese paseo —leyó Ashleigh de la nota con una sonrisa suave—. Seguí la receta que me diste, espero que haya salido bien. Maeve.