Sumamente Conveniente

Hades

—Sé lo que estás haciendo —fueron las primeras palabras de la boca de Montegue, en el momento en que se sentó en mi oficina.

—¿Qué se supone que significa eso? —pregunté, ya más que ligeramente agitado, tomando en cuenta cuántas cosas habían logrado salir mal en tan poco tiempo.

La espiral mental de Ellen, los Valmont ahora eran huéspedes en la Torre Obsidiana y los medios se habían hecho eco de ello. Todos estaban tensos y para agregar a la ecuación, la coronación oficial de Ellen tendría que llegar pronto; simplemente no podía dejar que se la llevaran.

Aún podía saborear su miedo en mi lengua; amargo e impactante y tan dolorosamente familiar. De tantas maneras había perdido eso era un hecho, hecho aún más enredado por el hecho de que, durante mi esfuerzo por ver directamente a través de esta mujer, me habían dado un espejo en su lugar. Me vi a mí mismo en ella; en el fuego de los glaciares de sus ojos y también en lo opuesto; el miedo que parecía desgastar el alma.