Dije "No

—Extiende tus garras —susurró Hades contra mi oreja, su aliento enviando un escalofrío placentero a través de mí—. Están ahí, solo necesitas encontrarlas, mi amor.

Respiré hondo, concentrándome.

—Rhea... —la llamé con vacilación, temiendo el silencio al que me había acostumbrado.

—Aquí estoy, Evie —murmuró ella en mi mente—. Están justo a tu alcance.

—Deja que los nervios entre tú y Rhea se conecten —instruyó Hades. Apretó mi mano para tranquilizarme—. Sé que puedes hacerlo.

Exhalé lentamente, cerrando los ojos mientras me enfocaba hacia dentro. Podía sentir la presencia de Rhea, cálida y constante, como un pulso bajo mi piel. El vínculo entre nosotras estaba allí, justo fuera de mi alcance—como el susurro de un sueño escapándose entre mis dedos.

—Siéntelo, Evie —urgió Rhea—. Tu cuerpo nos obedece. El poder está ahí. Déjame guiarte.