Incapaz de Comunicarse

Hades Mi cabeza palpitaba cuando salí del sector de retención, el aroma a hierro de ella aún adherido a mi piel como la podredumbre. Mi pulso resonaba detrás de mis ojos, un latido desordenado que dificultaba caminar recto. Mis pies me llevaban hacia adelante, pero el resto de mí—el resto de mí estaba fragmentado.

Estaba contando los segundos hasta que mi cerebro implosionara.

—Débil —siseó el flujo en mi cráneo—. Aún temblando. Aún en espiral. La tocaste, y tu mano tembló. ¿Crees que no se dio cuenta?

Apreté los dientes tan fuerte que mi mandíbula dolía. Mis dedos se agitaban a mi lado, ansiosos por girar. Para volver.

Para decirle

Nunca dejaría que pasara.

Para decirle que a pesar de todo, a pesar de lo que ella había hecho—o lo que yo creía que había hecho—no podía soportar la idea de verla sufrir.

Pero no lo hice.

Porque mis pies se detuvieron antes de que pudiera hacerlo.

Porque un recuerdo me golpeó.

Tan vívido, que era como si lo estuviera viviendo de nuevo.