—Escucha atentamente, Kane. Si hay incluso una mancha en ese chico—una marca, un rasguño—comenzaré matando a tu Beta aquí —apreté más fuerte, haciendo que Kyllian jadease, su rostro tornándose rojo pero yo no me inmuté. Podría acabar con su vida en un nanosegundo y nada cambiaría.
—Después, seguiré con tu primo, con tus mejores guerreros. Uno por uno —incliné la cabeza, mi tono volviéndose letal—. Y cuando finalmente estés solo, mirando arder toda tu línea de sangre, también te mataré a ti.
—Estás faroleando —Kane se burló, cruzando sus brazos.
CRACK.
—El grito de Kyllian atravesó el aire cuando le torcí la muñeca en un ángulo antinatural.
—Aulló, su cuerpo retorciéndose de agonía, y la sonrisa confiada de Kane se desvaneció.
—La próxima vez, será su cabeza —dije fríamente, mis dedos subiendo para rodear el cráneo de Kyllian, aplicando justo suficiente presión para hacerle ver a Kane lo que estaba a punto de hacer.