CAPÍTULO 448
~Perspectiva de Nieve~
La palabra «pareja» todavía resonaba en mis oídos como un trueno en un cañón. No podía apartar mis ojos de Zara.
Ella era mía, no por accidente, no por circunstancia, sino porque estaba destinada para mí.
Zara parecía igual de sorprendida—labios entreabiertos, ojos amplios, corazón acelerado bajo sus costillas. Podía sentirlo. Cada latido resonaba en mí como si fuera mío.
Entonces la voz de Siona cortó suavemente el momento:
—Esto… ahora tiene sentido.
Zara y yo nos giramos hacia ella, parpadeando como si hubiéramos olvidado que había alguien más en la habitación.
Siona dio un paso más cerca, con su expresión serena pero asombrada:
—Nieve… estabas muerto. De verdad. Tu alma ya había comenzado a desvanecerse. Estabas colgando de un hilo, supongo. Pero Zara… ella…
Señaló a Zara y sonrió:
—Zara y Kaid hicieron lo mejor para traerte de vuelta. Eso no es solo fuerza de voluntad. Eso es intervención divina.