Depende a quién le preguntes, su respuesta será totalmente diferente. Algunos dirán que fue algo magnífico, un avance que llevó nuestra civilización por delante de las demás. Otros te dirán que nunca debimos haber violado las leyes del mundo, que somos herejes que causaron su propia destrucción.
Yo diría que fue algo casi inevitable para nosotros: una sociedad de eruditos guiada por la sed de conocimiento. Y siendo una de las especies más longevas del universo, era casi imposible que, una vez que nos expandimos a las estrellas, no quisiéramos también comprender el tiempo mismo.
Ah, por cierto, mi nombre es Investigador. Soy de una raza cuyo nombre original ya se ha perdido; ahora se nos llama los Vigilantes. Vengo de un planeta fantástico, donde la magia y la ciencia van de la mano. Lo llamamos Oniria. Está ubicado en una región del universo conocida como La Cuna o Zona Cero, uno de los primeros planetas formados tras la explosión del Big Bang, casi en el centro del universo.
Somos una de las civilizaciones más antiguas, y también la más rápida en evolucionar. Con vidas ridículamente largas y una adaptación casi perfecta a cualquier ambiente. Pero también, con una sed insaciable de conocimiento.
Como sea… me he desviado del tema.
Espero que disfruten mi historia, y comprendan el precio que tuvimos que pagar para poder perdurar.
Si me preguntas qué pienso de lo que sucedió, te diré:
Realmente no valió la pena.
Aunque, claro… esa es solo mi opinión.