La oscuridad era opresiva, envolviendo a Dano y Ari como un manto pesado mientras intentaban orientarse. Sin embargo, pronto comenzaron a formarse contornos: un paisaje desolado, lleno de estructuras retorcidas y sombras que se movían con vida propia.
Ari miró alrededor, frunciendo el ceño.
—¿Dónde estamos? ¿Es esto su mente?
Danthor apareció flotando cerca de ellos, su forma translúcida más brillante que nunca.
—Esto es un reflejo de su subconsciente. Aquí se manifiestan sus recuerdos, temores y… el vínculo con la entidad.
Dano miró hacia el horizonte. Había un edificio oscuro y en ruinas que destacaba entre el paisaje sombrío.
—Supongo que esa cosa está allí.
Danthor asintió lentamente.
—Correcto. Pero no será fácil llegar. Esta mente está protegida.
Ari bufó, mirando con desdén a una sombra que pasaba cerca de ellos.
—¿Protegida por quién? No parece que Hacker sea del tipo que pone candados mentales.
—Por la entidad, Ari —respondió Danthor con seriedad—. No subestimes su poder.
Dano avanzó un par de pasos, su mirada fija en el edificio.
—Entonces, ¿qué esperamos? Si tenemos que llegar, hagámoslo antes de que algo intente comernos.
Danthor lo detuvo con un gesto.
—Cuidado. Cada paso que demos aquí atraerá la atención de la entidad. Si nos detecta antes de tiempo…
Ari levantó una mano, interrumpiéndolo.
—Sí, sí, peligro, muerte, bla bla bla. Ya lo sabemos. Pero no pienso quedarme aquí parada esperando.
La joven comenzó a caminar, obligando a Dano a seguirla. Danthor suspiró, flotando detrás de ellos.
Mientras avanzaban, el terreno comenzó a cambiar. Las sombras parecían acercarse más, susurrando palabras incomprensibles. Ari se detuvo de repente, girando sobre sus talones.
—¿Alguien más está escuchando eso?
Dano frunció el ceño.
—¿Escuchando qué?
—Los susurros —respondió Ari, mirando alrededor con desconfianza—. Como si alguien estuviera… hablando justo detrás de mí.
Danthor se acercó a ella rápidamente.
—No les prestes atención. Son fragmentos de su mente, intentos de distraerte.
Ari apretó los puños.
—Bueno, están haciendo un buen trabajo porque ya me tienen paranoica.
Dano la tomó del brazo suavemente.
—Concéntrate, Ari. No estamos aquí para escuchar voces.
Ella lo miró, visiblemente molesta, pero asintió.
—Está bien, pero si algo intenta tocarme, lo voy a destruir.
Continuaron avanzando hasta que llegaron a un puente estrecho que conectaba su posición con el edificio oscuro. Las tablas crujían bajo sus pies, y un abismo negro se extendía a ambos lados.
Dano miró hacia abajo, sintiendo un escalofrío.
—¿Qué hay ahí abajo?
Danthor flotó a su lado, mirando el vacío.
—Nada que quieras conocer. Mantén los ojos al frente.
Ari avanzó con cuidado, su arma en la mano aunque no estaba segura de que le sirviera de algo en este lugar.
—¿Por qué siento que esto es una trampa?
De repente, una figura apareció al otro lado del puente. Era Hacker, pero su rostro estaba cubierto por sombras, y sus ojos brillaban con una luz roja antinatural.
—¿Qué están haciendo aquí? —dijo con una voz que resonaba como un eco múltiple—. Este no es su lugar.
Dano levantó una mano, tratando de razonar.
—Hacker, no estamos aquí para luchar. Solo queremos respuestas.
La figura rió, un sonido hueco y perturbador.
—¿Respuestas? No hay respuestas aquí, solo sufrimiento. Ustedes no deberían haber venido.
Ari levantó su arma, apuntando a la figura.
—¿Y qué vas a hacer al respecto?
Antes de que Hacker pudiera responder, las sombras alrededor de él comenzaron a moverse, extendiéndose hacia ellos.
—¡Cuidado! —gritó Danthor, creando una barrera de luz frente a ellos.
Las sombras chocaron contra la barrera, pero seguían presionando, como si tuvieran voluntad propia.
Ari disparó varias veces, pero las balas parecían desaparecer en el aire.
—¡Esto es inútil! ¿Qué hacemos ahora?
Danthor cerró los ojos, concentrándose.
—Sigan avanzando. Yo mantendré las sombras a raya.
Dano asintió, agarrando a Ari por el brazo.
—Vamos, no podemos quedarnos aquí.
Ari lo miró, dudando por un segundo antes de seguirlo.
—Esto es una locura…
Mientras cruzaban el puente, la figura de Hacker se desvaneció, pero las sombras seguían persiguiéndolos. Al llegar al otro lado, Dano se giró hacia Danthor.
—¿Qué era eso?
Danthor los alcanzó, su luz parpadeando levemente.
—Una proyección de la entidad. Está probando nuestra determinación.
—Bueno, que se ahorre las pruebas porque yo ya estoy harta —dijo Ari, recargando su arma aunque sabía que no serviría de mucho.
Dano miró hacia la entrada del edificio. La puerta estaba entreabierta, y una luz débil salía del interior.
—¿Qué hay ahí dentro?
Danthor miró la estructura con gravedad.
—El corazón del vínculo. Pero prepárense. No será fácil destruirlo.
Ari resopló, ajustando la correa de su mochila.
—¿Cuándo ha sido algo fácil últimamente?
Dano asintió, empuñando su arma aunque sabía que no sería suficiente.
—Vamos. Si esto es lo que vinimos a hacer, terminémoslo.
Con eso, los tres avanzaron hacia la entrada del edificio, adentrándose en las sombras una vez más.