—¿Cómo me encontrasteis los dos? Elegí esa área por su lejanía, y aún así... —Zack alzó las manos en frustración, mirando a Ewan y Sandro que estaban sentados frente a él en un restaurante lujoso, muy diferente de la posada que apenas había tolerado.
—Siempre encontramos la manera, ya lo sabes, Zack. También deberías saber ya que nada puede detenerme para conseguir lo que quiero —respondió Ewan, sorbiendo la taza de café frente a él.
Aunque ya era pasada la media tarde, lo necesitaba para calmarse, para recargarse. No había tomado café desde hoy, una anomalía, totalmente culpa de Sandro. Ambos se habían quedado dormidos.
Después de encontrarse con Zack afuera, este último había despedido inmediatamente al terapeuta, a quien Ewan creía que había capturado el interés de Zack, considerando que este último había estado sonrojado mientras despedía a la atractiva dama.
Luego, había instruido a Zack para que abriera el coche, para poder entrar y escapar.