Si había algo en lo que estos alfas eran buenos, era en meterla en problemas y ahora, finalmente sucedió. Violeta miró a Alaric con tanta intensidad que uno habría asumido que ella era la que tenía el poder del rayo.
Ambos habían estado obviamente hablando pero la profesora la había señalado intencionalmente porque, después de todo, ¡quién querría castigar a los alfas cardenales! Violeta estaba enfadada.
—Te hice una pregunta, Violeta Púrpura —la Sra. Anita repitió, esta vez cruzando los brazos con una expresión severa.
Violeta parpadeó, su mente luchando por procesar la pregunta. Apenas había estado prestando atención a la conferencia, y mucho menos a las ecuaciones.
—Yo—eh— —comenzó, el pánico burbujeando en su pecho. Se empeoró cuando descubrió que todos los ojos estaban fijos en ella.
Joder su vida. La estaban mirando para que fracasara y así pudieran reírse de ella.