No como Griffin

Violeta se incorporó bruscamente, alejándose de él tan abruptamente que parecía como si se hubiese quemado. Su mente se apresuró a dar sentido a lo que había ocurrido. Lo último que recordaba era luchar por mantenerse despierta durante la clase y... Oh.

Al mirar a su alrededor, Violeta se dio cuenta con disgusto de que las clases ya habían terminado hace tiempo y que había estado durmiendo todo ese tiempo. Los dioses sabrán cuántas clases ha perdido desde entonces.

Echó un vistazo a Alaric, quien la observaba con una expresión que parecía esperar gratitud.

—Eso no va a pasar, amigo —dijo Violeta secamente. Luego sus ojos se posaron en su chaqueta, donde una pequeña mancha brillaba débilmente. Su estómago se revolvió por la mortificación. —Eh... lo siento por la baba. Solo la baba —enfatizó.