Violeta se decía a sí misma que no estaba intimidada, pero era una mentira risible. Aún así, decidió actuar con calma.
Claro, Natalia era rica. Muy rica. Pero eso no significaba que Violeta la tratara diferente a como trataba a cualquiera. Natalia recibiría la actitud que le mostrara, simple y llanamente.
Cuando Natalia finalmente soltó su mano, Violeta notó que, hasta ahora, la chica no parecía arrogante. No la estaba mirando con desdén ni burlándose, como solían hacer algunos de la élite. Al menos, no intencionalmente. Pero no se podía negar que Natalia exudaba esa aura aristocrática natural, como si el poder y la influencia le vinieran tan fácil como respirar.
Ahora que lo pensaba, Violeta había visto a Natalia antes. Ella fue la primera en aplaudir cuando Violeta había superado a Sharon durante la pelea en el comedor. No fue hasta que Natalia aplaudió que el resto de la sala siguió el ejemplo.