—Además —continuó Asher—, ¿importa acaso quién tuvo la culpa? Al final, el lado más fuerte ganó. Esa es la única lección que vale la pena aprender.
—Sí, el lado más fuerte —que fueron los humanos— ganó. Por si los hombres lobo aún no han comprendido bien esa lección —replicó Violeta.
Instantáneamente, todos los licántropos en el aula se tensaron y no era difícil verlo, considerando la forma en que la mirada de Asher se fijó en Violeta con una intensidad penetrante que le envió un escalofrío por la espalda.
—Oh, aprendimos muy bien esa lección, señora Morada —sus palabras eran calmadas, pero el filo oscuro en su tono era inconfundible.
No era solo el uso de su apellido por primera vez lo que desasosegó a Violeta, sino el peso detrás de esas palabras. No eran solo una respuesta, sino una advertencia. De hecho, una promesa. Si humanos y licántropos se enfrentaran de nuevo, la historia no se repetiría.