Una mujer muy rica

Violeta se sentó en su asiento, congelada por la incredulidad y por un momento casi pensó que Román estaba hablando en serio hasta que vio el brillo de travesura en sus ojos. Por supuesto. ¡Esta era la idea de entretenimiento de Román, atormentarla para su propio divertimento!

—Estás loco, ¿lo sabes? —Violeta escupió con irritación.

Román se recostó con un acento exagerado, lanzando su cabello húmedo en un movimiento dramático, esparciendo gotas de agua sobre ella.

—Locamente guapo, quieres decir —respondió él, con una sonrisa tan infuriante como siempre—. Gracias por el cumplido, señora, pero la adulación no te eximirá de tomar responsabilidad.

—Eso no fue un cumplido, ¡imbécil! —Violeta replicó, su voz elevándose por la exasperación—. ¿Y qué quieres decir con 'tomar responsabilidad'? ¡Ni siquiera eras virgen!