Solo el Comienzo

La puerta se abrió de golpe, sobresaltando a la mujer que levantó la mirada con temor grabado en su rostro, solo para exhalar aliviada cuando vio la figura familiar.

—Lila... —La Reina Hada respiró aliviada, aferrándose al borde de su vestido.

Pero la expresión de Lila estaba lejos de ser tranquilizadora, y el temor se enroscó fuertemente en el estómago de la Reina.

—Está aquí, ¿verdad? —preguntó, con la voz tensa.

Lila asintió gravemente.

Las manos de la Reina empezaron a temblar mientras caminaba por la pequeña habitación, su vestido barría el suelo con movimientos frenéticos. —¿Cómo nos encontró tan rápido?

—No lo sé. Pensé que lo habíamos despistado —Lila miró hacia la puerta con creciente tensión—. Necesitamos sacar a la princesa de aquí.

La cabeza de la Reina se giró hacia la puerta, endureciendo sus facciones como si presintiera una presencia más allá. —Me temo que es demasiado tarde.