—No —Violeta sacudió la cabeza obstinadamente—. No, no vas a obtener nada de mí —declaró con franqueza.
Hacer tratos fue lo que la puso en esta situación hoy. No estaba dispuesta a permitir que otro explotara en su cara. Además, según lo que había investigado recientemente, ¿no estaban las hadas atadas por juramentos? Si realmente era una de las hadas, entonces esto podría resultar en una transacción peligrosa para ella.
Natalia la observó con una curiosidad fría.
—Puede que sea una aristócrata que tiene todo lo que podría pedir, pero me enseñaron a hacer negocios antes de poder siquiera caminar. Vienes aquí exigiendo algo sin ofrecer nada a cambio. Desde mi perspectiva, eso es un mal negocio, querida. Así que, lamentablemente, no puedo ayudarte.
Violeta sintió que su mundo se desplomaba justo en ese momento. Todo su plan dependía de conseguir ese dispositivo de grabación y había estado confiada en convencer a Natalia, pero eso ya no parecía ser el caso.