Descubierto por el Rey Alfa

Patrick podía sentir la tensión incluso antes de ser conducido al estudio del Rey Alfa. El aire era espeso, casi tangible, y en el momento en que entró, vio por qué.

El Rey Alfa estaba de espaldas a él, sus hombros rígidos y su postura tensa, como una cuerda de arco a punto de romperse. El guardia en la puerta aclaró su garganta suavemente antes de anunciar:

—Alfa, Patrick está aquí.

Sólo entonces se movió el Rey Alfa, girándose lentamente para reconocer su presencia. Su rostro parecía tallado en piedra, sus ojos oscuros e inescrutables.

—Puedes dejarnos —dijo Elías al guardia.

El guardia inclinó la cabeza y salió silenciosamente, cerrando la puerta detrás de él con un suave clic. A pesar de eso, Elías no hizo ningún movimiento para sentarse y tampoco hizo esfuerzo por invitar a Patrick a sentarse.