Violeta yacía enredada en los brazos de Griffin, sus respiraciones suaves y constantes, su pecho subiendo y bajando contra su espalda. Su brazo musculoso estaba lanzado de manera protectora alrededor de su cintura, anclándola en su lugar mientras su nariz estaba enterrada en su cabello, inhalando el aroma sutil que era exclusivamente de Violeta. Su calidez la envolvía, su aroma la anclaba, y en ese capullo de confort, ambos se sumergieron más profundamente en el sueño.