Malrek

—Ugh —Henry se agitó de dolor, tratando de levantarse.

—No debería levantarse, Alfa —la enfermera se apresuró a ayudarlo a sentarse, ya que estaba insistente.

Hicieron que el Alfa Henry se sentara contra el marco de la cama, pero el dolor que reverberaba en su cuerpo era tan intenso que gruñó—. ¿Por qué tengo tanto dolor?

—Tuvo múltiples fracturas, Alfa Henry. Para ser preciso, cinco costillas rotas, y es un milagro que ninguna haya perforado algún órgano. También casi sufrió un paro cardíaco, una conmoción cerebral y hematomas por todo el cuerpo —resumió la enfermera su condición.

Henry gruñó de ira y dolor mientras miraba su pecho vendado. No había espejo, pero por el dolor en sus ojos y mandíbula, apostaba que se veía horrible.

Sofocó, tratando de ajustar su posición—. Ha-hay una sanadora, la del colegio. ¿Por qué no está aquí para quitarme este dolor?

—¿Te refieres a la Sanadora Adele?

—¿Parezco como si necesitara su nombre? —Henry rugió.