—¡He tenido suficientes fuegos por un día! ¡Así que no! Sea lo que sea esto… —Jameson hizo un gesto hacia Román, sentado con suficiencia en su escritorio—, no estoy interesada en ello. Ustedes tuvieron la oportunidad de contener este alboroto, pero se quedaron callados. Así que sí, ¡no los necesito! —Ella estaba despotricando en este punto.
Pero Román, imperturbable, levantó una ceja.
—¿No necesitas nuestra ayuda ni siquiera si te salvaría el culo?
Ella se burló.
—No hay manera de salvar mi culo. El Beta del Rey Alfa está a minutos de llamarme, y estoy segura de que no es para informarme. El Rey Elijah ya escuchó las noticias y los testimonios que dieron sus padres habrán llenado sus oídos para ahora. Él me va a despedir… —Jameson ni siquiera se dio cuenta de que ahora estaba mordiéndose las uñas—. He tenido la sensación por un tiempo. —Miró hacia abajo, se dio cuenta, y apartó su mano.