En este preciso momento, había olvidado completamente que ella era mi cuñada.
Con mis dedos penetrando más profundamente, la sensación cálida y húmeda me volvió loco.
Todo mi cuerpo temblaba, mi rostro se ruborizaba de emoción.
Aunque había tocado las partes íntimas de muchas mujeres, esta sensación era diferente.
¡Hao Mengran no era solo mi cuñada, sino también el objeto de mis fantasías adolescentes, la primera mujer que realmente deseé!
Era como si hubiera obtenido algo con lo que había soñado durante mucho tiempo, y esta sensación de satisfacción era indescriptible con palabras.
—Ah...
No sabía si la había lastimado, pero Hao Mengran gritó y de repente me apartó, mirándome con una cara llena de pánico: «Pequeño Tian, ¿qué... qué estás haciendo? Detente ahora mismo...»
—Ah... no te muevas dentro, sácalo rápido, soy tu cuñada, tú...
Primero me empujó pero no pudo apartarme, luego agarró mi muñeca y tiró hacia fuera.