capitulo 9

El ambiente en la clase 1-6 era tenso. Los duelos ya estaban anunciados y la ansiedad flotaba en el aire. Algunos estudiantes murmuraban entre sí, otros simplemente miraban sus escritorios en silencio.

Ofcu Caisawa, con sus ojos entrecerrados y su rostro serio, parecía indiferente a la situación. Kaede Tanaka y Takeshi Murata estaban visiblemente nerviosos, apenas intercambiando palabras. Haruka Shimizu, con su expresión de determinación, observaba a cada uno de sus compañeros como si tratara de evaluar su disposición. Uma Umezawa estaba sentada con el ceño fruncido, claramente molesta, mientras que Ryota Nishimura estaba en lo suyo, ajeno a la tensión del grupo.

Ayano Kazami, con los brazos cruzados, sonreía con confianza, aunque su mirada analizaba cada detalle. Y en medio de todos, Yoge Hagame mantenía su expresión inexpresiva, como si nada de esto le importara realmente.

El profesor Kenji Takamura observó a sus alumnos y, tras un breve silencio, habló con seriedad:

—Alumnos, los duelos serán mañana temprano. Espero que estén listos, especialmente tú, líder… —Señaló directamente a Ayano Kazami.

Kazami mantuvo su compostura y asintió con una sonrisa.

—Sí, profesor. Daré todo de mí.

Kenji la observó por unos segundos y luego mostró un tablero donde aparecían los enfrentamientos:

Duelos:

Clase 1-1 vs Clase 1-2

Clase 1-3 vs Clase 1-4

Clase 1-5 vs Clase 1-6

—El líder de la clase 1-1 es Tatsuya Sukube —continuó el profesor.

Apenas mencionó su nombre, los estudiantes comenzaron a murmurar.

—Tatsuya Sukube… —murmuró Uma, aún con el ceño fruncido—. He oído que es alguien con un talento excepcional.

Kenji asintió.

—Tatsuya es considerado el mejor de la clase 1-1 y tiene un futuro prometedor. Se enfrentará a Mori Satsune, la líder de la clase 1-2. La clase 1-3, liderada por Kaori Sunmi, se medirá contra la clase 1-4, liderada por Maiki Katahara. Y finalmente… nos enfrentaremos a la clase 1-5, cuyo líder es Ryu Mitsubishi.

Un silencio tenso se formó en la sala. Era obvio que la clase 1-5 tenía fama de ser fuerte.

Kazami levantó la mano.

—Sí, Kazami —dijo Kenji.

Kazami miró a sus compañeros con determinación.

—Chicos, vamos a derrotar a la clase 1-5.

Algunos estudiantes asintieron, aunque no todos compartían su entusiasmo.

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Cuando sonó la campana del receso, Kazami estaba a punto de salir del aula cuando Haruka Shimizu se le acercó.

—Kazami, tenemos que hablar —dijo con tono serio.

Kazami sonrió de forma amable, notando la mirada de algunos estudiantes.

—Claro, Shimizu-san. ¿De qué se trata?

—Vamos a un lugar más privado.

Kazami suspiró, pero aceptó. Ambas salieron del aula y caminaron hasta un área más apartada. Para sorpresa de Kazami, allí ya estaba Yoge Hagame, comiendo su sándwich con su rostro inexpresivo.

—Yo que hago aquí… —dijo Hagame sin levantar la vista.

—Tenemos que hablar los tres —afirmó Haruka con firmeza.

Kazami cruzó los brazos y sonrió con arrogancia.

—¿Y qué quieres ahora, Shimizu?

Haruka suspiró y dijo con calma:

—Tengo una idea para vencer a la clase 1-5.

Hagame siguió comiendo sin decir nada. Kazami, sin perder su sonrisa, negó con la cabeza.

—No, gracias, Shimizu. No necesito ayuda de una cualquiera.

Haruka apretó los puños.

—Kazami, sé que tenemos nuestras diferencias, pero ¿acaso quieres que nuestra clase pierda?

Kazami la miró con burla.

—Cállate. No me das órdenes. Déjamelo a mí. Tú no te metas.

Antes de que pudiera continuar, levantó la mano, dispuesta a darle otra bofetada a Haruka.

Pero antes de que su mano pudiera tocarla, Yoge Hagame apareció entre ellas, deteniéndola con una mano firme.

—Es suficiente —dijo con su rostro inexpresivo.

Kazami abrió los ojos, sorprendida, y rápidamente se soltó bruscamente de su agarre.

—¿Acaso tú no estabas de mi lado? —le reclamó.

Haruka aprovechó el momento y dijo:

—Kazami, Hagame está de mi lado.

Kazami bufó.

—Me da igual. Adiós.

Dicho eso, se fue sin más.

Haruka se quedó mirando el suelo con frustración.

—Maldición… Si seguimos así, vamos a perder.

Hagame la observó con su rostro inexpresivo y se encogió de hombros.

—Ya qué… Adiós.

Comenzó a alejarse, pero Haruka lo detuvo.

—Espera, Hagame. ¿No harás nada?

Él se giró ligeramente, con la misma expresión indiferente de siempre.

—¿Qué pretendes que haga?

—Ayúdame. Tenemos que convencer a Kazami. Si no lo hacemos…

Hagame la interrumpió con su tono calmado y su mirada vacía.

—Escúchame bien, Shimizu. Déjala hacer lo que quiera.

Haruka frunció el ceño.

—¿Qué?

—Cuando su estrategia falle, es muy probable que venga hasta aquí a pedirnos ayuda.

Haruka lo miró con incredulidad.

—¿Cómo puedes estar tan seguro?

Hagame tomó un último bocado de su sándwich antes de responder con la misma calma de siempre.

—Porque yo sí conozco bien a Kazami.

Dicho eso, se dio la vuelta y se fue sin más, dejando a Haruka en silencio, pensativa.

Ella apretó los puños.

—Espero que tengas razón, Hagame…

El lunes era tranquilo , pero tenso, por la mañana en la Preparatoria Kurohime. Los estudiantes regresaron de su receso al salón de clases, sus mentes aún centradas en los duelos anunciados. La clase 1-6 estaba especialmente nerviosa, y eso se notaba en cada uno de ellos. Yoge Hagame, como siempre, observaba desde su lugar con su rostro inexpresivo, sin mostrar la más mínima emoción ante lo que se avecinaba. Kaede Tanaka y Takeshi Murata, por otro lado, lucían algo ansiosos, mientras que Haruka Shimizu tenía una mirada fija, determinada, como si ya estuviera visualizando la victoria. Uma Umezawa estaba sentada con una expresión tensa, frunciendo el ceño. Ryota Nishimura parecía perdido en sus pensamientos, mientras que Kazami cruzaba los brazos con una mirada desafiante. Y, por supuesto, Ofcu Caisawa, el chico más callado de la clase, permanecía en su lugar, tan impasible como siempre.

El profesor Kenji Takamura, notando la inquietud en los estudiantes, observó a cada uno con detenimiento antes de hablar.

—Bien, chicos, los duelos serán mañana. Estén preparados. Ayano Kazami, necesito que vengas conmigo —dijo el profesor, y los ojos de todos se volvieron hacia ella.

Kazami se levantó, mostrando una sonrisa confiada mientras caminaba hacia la puerta, pero antes de salir, Kenji señaló a Ofcu.

—Ofcu Caisawa, tú también —dijo el profesor.

Caisawa, quien estaba encapuchado, levantó la mirada, algo confundido.

—¿Eh? ¿Yo? —preguntó, casi sin creer lo que escuchaba.

—Sí, tú —respondió Kenji, con firmeza.

Ofcu no tuvo más opción que levantarse y seguirlos. Mientras tanto, la mayoría de los estudiantes miraba la escena en silencio, algunos con curiosidad, otros con indiferencia. Yoge, con su habitual rostro inexpresivo, observaba todo sin decir una palabra. Haruka, por su parte, pensaba en su mente: Es demasiado tarde…

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Ya en la sala donde se reunirían, el ambiente se volvió más tenso. Frente a ellos estaba el director Shinobu Arakawa, quien observaba a todos con una mirada fría, y junto a él estaba la profesora de la clase 1-5, Nanami Ioko. También estaban presentes el líder de la clase 1-5, Ryu Mitsubishi, y su compañera Ximori Hohime, quienes no perdían oportunidad para demostrar su actitud arrogante.

Mitsubishi sonrió de forma confiada, sabiendo que el poder de su clase estaba en sus manos. Kazami, por otro lado, lo miraba con una mirada desafiante, sus ojos brillando con la promesa de un enfrentamiento que no iba a ser fácil. Ofcu y Hohime, en cambio, se miraban en silencio, sin pronunciar palabra alguna, como si se estuvieran midiendo con una simple mirada.

Kenji rompió el silencio con su voz autoritaria.

—Hola, Director Arakawa. —saludó el profesor, recibiendo un simple asentimiento por parte del director.

—Hola, profesor Takamura. —respondió Arakawa, sin mostrar emoción alguna.

—Hola, profesora Ioko, hola, Mitsubishi, hohime. —dijo Kenji con amabilidad, pero la tensión seguía palpable.

Arakawa asintió con la cabeza y comenzó a hablar.

—Muy bien, chicos. Será mejor que empecemos. Por favor, siéntense. —les indicó, señalando una mesa con tres sillas a cada lado.

Todos se acomodaron. El director, sentado en el centro, comenzó a dar las instrucciones.

—Ryu Mitsubishi, como líder de la clase 1-5, por favor, elige las tres competencias que te gustaría que se jugaran en los duelos.

Mitsubishi no dudó ni un segundo y, con una sonrisa arrogante, se acercó a la pantalla de selección de competencias.

—Jaja, esto será fácil, ¿no es así, Hohime? —dijo mientras su compañera asentía en silencio, sin mostrar una reacción.

Mitsubishi seleccionó sus tres competencias y las vio aparecer en la pantalla gigante.

BOXEO

ATLETISMO

MATEMÁTICAS AVANZADAS

—Esto está hecho —dijo con suficiencia mientras se reclinaba en su silla, mirando a los demás.

Kazami observó atentamente, y pensó Boxeo... ¿Por qué tiene que ser boxeo? Sentía una presión adicional por enfrentar algo tan físico, algo con lo que no estaba familiarizada. Mientras tanto, Ofcu observaba sin decir nada, notando la expresión nerviosa de Kazami, pero no comentó al respecto. Su mirada permanecía seria y distante, como siempre.

El director Arakawa rompió el silencio.

—Muy bien, Mitsubishi ha elegido: Boxeo, Atletismo y Matemáticas Avanzadas. Ahora es tu turno, Kazami.

Kazami asintió, aunque por dentro sentía una presión tremenda. Miró su tableta y comenzó a elegir, pero en su mente pasaron rápidas las palabras de Yoge.

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Flashback:

—Hablaré con ella luego, He observado a cada uno de los estudiantes. —Hizo una pausa, buscando su aprobación. —¿Y tú, Hagame? ¿Eres bueno en algo?

Yoge la miró sin una expresión, como si la pregunta fuera irrelevante. Finalmente, y sin ninguna emoción en su voz, respondió:

—Soy bueno en las damas.

Haruka lo miró sorprendida, sin poder ocultar su confusión. ¿Damas? ¿El juego de mesa?

—¿Qué? —exclamó, arqueando una ceja. —¿Damas? ¿Eso es lo que tienes para ofrecer?

Fin del flashback.

Kazami había escuchado esa conversación desde la distancia, y ahora se sentía presionada por tener que elegir competencias en las que su clase pudiera destacarse. Damas... Pensó, como una extraña sugerencia, pero debía tomar una decisión rápida.

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Kazami miró a la pantalla y, tras unos segundos de indecisión, seleccionó sus competencias. Los resultados aparecieron en la pantalla gigante:

DAMAS

LENGUA JAPONESA

GEOGRAFÍA AVANZADA

El director Arakawa observó las elecciones con una ligera sonrisa en su rostro.

—Muy bien, estas son las competencias que elegieron entre las dos clases.

La pantalla mostró todas las competencias:

BOXEO

ATLETISMO

MATEMÁTICAS AVANZADAS

DAMAS

LENGUA JAPONESA

GEOGRAFÍA AVANZADA

—Estas seis competencias serán aleatorias, así que mañana estén preparados para todo. —dijo Arakawa con tono firme.

Cuando se estaban por marchar, Ryu Mitsubishi detuvo a Kazami, acercándose con una sonrisa arrogante.

—Kazami, que gane el mejor —dijo mientras sonreía con suficiencia.

Kazami lo miró fijamente, su tono desafiante.

—Ya lo veremos, Mitsubishi. Mi clase será la que gane —dijo con confianza.

Ofcu, quien había estado observando toda la escena en silencio, se acercó a Hohime, y con voz fría le dijo:

—Oye tú —señaló a Hohime, quien se giró lentamente para mirarlo. —Espero que tengan suerte.

Hohime no respondió, simplemente se dio la vuelta y se alejó.

Kazami, molesta por la actitud de Ofcu, lo agarró del brazo.

—¡Oye, Caisawa! ¿Qué haces?! ¡Es la rival! —exclamó, visiblemente irritada.

—Emh... está bien —respondió Ofcu sin mucho interés, como si lo que acababa de ocurrir no le afectara en lo más mínimo.

Finalmente, el profesor Kenji Takamura intervino.

—Bien, chicos, vámonos a la clase. —dijo con voz firme, dirigiéndose hacia la salida.

El grupo salió de la sala, con cada uno de los estudiantes sintiendo la presión del día siguiente. Los duelos estaban por comenzar, y todos sabían que no sería un enfrentamiento fácil.

El aula de la clase 1-5 comenzaba a vaciarse a medida que los alumnos recogían sus cosas. La profesora Nanami Ioko, una mujer de porte elegante pero con una mirada severa, se dirigió a los estudiantes antes de salir.

—Muy bien, alumnos. Nos vemos mañana. Recuerden que tendrán que enfrentarse a la clase 1-6, así que den su máximo esfuerzo. No quiero decepciones. —Su mirada recorrió el salón, fijándose especialmente en los más destacados.

Sin más, la profesora tomó sus papeles y salió del aula.

En ese momento, Ryu Mitsubishi, el líder de la clase 1-5, recargó su espalda contra su asiento con una sonrisa confiada. Se veía completamente relajado, como si la victoria ya estuviera asegurada. A su lado, sentada en total silencio, se encontraba Ximori Hohime, su compañera de confianza.

—Jajaja... esto será pan comido, ¿no crees, Hohime? —dijo Mitsubishi con una sonrisa arrogante, sin siquiera mirarla.

Hohime, como siempre, solo asintió en silencio, sin mostrar ninguna emoción en su rostro.

Mitsubishi miró alrededor del aula y de repente chascó los dedos con fuerza, llamando la atención de un chico alto que estaba sentado en la parte trasera del aula. Kehn Osma.

Este último levantó la cabeza y caminó hacia el líder de la clase con una expresión seria y fría.

—¿Qué sucede, Mitsubishi? —preguntó con voz profunda.

Mitsubishi se levantó de su asiento con confianza y puso su brazo sobre el hombro de Osma.

—Osma, Osma, Osma... tú serás el que le dé una paliza en boxeo a quien sea que te toque de la clase 1-6.

Los ojos de Osma se afilaron levemente al escuchar aquello. Era un boxeador talentoso, y todos en la clase 1-5 lo sabían. Sin embargo, nunca hablaba demasiado de ello.

—Claro. —respondió de manera firme.

Mitsubishi sonrió con satisfacción, pero su expresión pronto se volvió más oscura y amenazante.

—Y recuerda… no tengas piedad. —dijo con una voz baja y escalofriante.

Osma mantuvo la mirada en Mitsubishi por unos segundos. Luego simplemente asintió.

—Está bien. Déjamelo a mí.

Mitsubishi se separó de él y, con una sonrisa confiada, dio un fuerte golpe en su escritorio antes de levantarse.

—¡Escuchen todos! —exclamó, llamando la atención de la clase entera.

Los alumnos que aún estaban en el aula dejaron de hablar y lo miraron. Algunos de ellos ya esperaban lo que iba a decir.

—Mañana la clase 1-5 aplastará a la clase 1-6. ¡Jajaja! ¡No hay forma de que esos perdedores nos superen!

Algunos de los estudiantes asintieron emocionados, mientras que otros solo observaron con cautela. La mayoría confiaba en la fuerza de su líder, pero algunos tenían dudas silenciosas sobre lo que sucedería.

Mitsubishi no tardó en notarlo y su sonrisa se amplió.

—No quiero ver caras de duda. ¡Estamos en una escuela de élite, y nosotros somos la clase 1-5! Si queremos subir al nivel más alto, debemos empezar aplastando a los débiles.

Su mirada recorrió a todos los estudiantes con firmeza.

—Esos inútiles de la 1-6 creen que pueden competir con nosotros. ¡Jajaja! No tienen ninguna oportunidad!

Varios alumnos se motivaron al escuchar esto, mientras que Ximori Hohime simplemente observaba sin expresión.

Mitsubishi cruzó los brazos, mirando a sus compañeros.

—¡Mañana vamos a demostrar quién manda en este lugar!

Los gritos de algunos alumnos resonaron en el aula. La clase 1-5 estaba lista para la guerra.