Licor Divino

—¿Qué tonterías estás diciendo, padre? —Cai Yourong lo reprendió.

La cordillera entera estaba deshabitada, ¿cómo podría haber un estanque lleno de licor fino? Además, ¿cómo podría existir un licor en el mundo que hiciera que alguien durmiera durante tres días y tres noches?

Para ella, eso era demasiado ridículo. Sonaba más como un cuento popular o una leyenda.

—¡No estoy diciendo tonterías! —el Abuelo Shunde dijo seriamente—. Tampoco me equivoco. Lo recuerdo muy claramente porque no quería equivocarme en ningún detalle. Nunca lo he mencionado a nadie desde ese encuentro.

—He guardado esa botella de licor durante décadas. Cada pocos años, la abría y tomaba un sorbo. Terminé la botella entera hace unos años.

—No te estoy mintiendo. Ese licor es el mejor licor que he probado en mi vida. El valle también es real. No creo que el licor sea elaborado por mortales. ¡Es licor divino! —exclamó el abuelo.