Luo Wei se sentó dentro de su BMW. Se sentía muy orgulloso de sí mismo. ¡Ese sentimiento lo ponía en la cima del mundo!
—¡Te lo mereces! ¡Un perdedor pobre como tú seguirá siendo un perdedor pobre toda tu vida! ¿Crees que puedes escapar de tu destino? ¡En tus sueños! —murmuró Luo Wei.
Él dirigió su mirada a la joven sentada al lado de Tang Hao. Frunció el ceño descontento. ¿Cómo podría un perdedor pobre y sin educación como él tener una novia?
La espalda de la mujer estaba hacia él, y no podía ver su rostro. Su figura era muy adecuada, lo que lo hacía sentir más descontento.
—Maldita sea, ¿por qué alguna chica se enamoraría de él? Claro, debe ser muy fea. ¡Probablemente se parece a un hombre! ¡Ninguna mujer hermosa se enamoraría de él! —Luo Wei trató de consolarse.