Yo no tengo nada más que dinero

Otro beso.

Tang Hao casi no podía respirar.

Ella lo soltó después de un largo rato.

—Eso debería ser suficiente, ¿verdad? —jadeó Tang Hao.

—Son solo dos besos. ¡Eso solo son dos millones! —se rió Tamamo.

—¡Ya son dos millones! ¡Es más que suficiente! —dijo Tang Hao frenéticamente.

—Son solo dos millones de dólares. No tengo más que dinero. Todo lo que necesitas hacer es sentarte ahí como un buen chico. —Ella se rió y volvió a presionar sus labios contra los suyos una vez más.

—Son diez millones de dólares. ¡Eso debería ser suficiente! —dijo Tang Hao frenéticamente mientras sus labios se separaban de nuevo.

Él estaba casi en su límite.

—¿Solo diez millones? ¡Eso no es suficiente! —dijo ella con firmeza y lo besó de nuevo.

Se separaron después de un largo rato.

—Eso sí que está mejor… —se rió ella.

Le guiñó un ojo de manera traviesa a Tang Hao.

—¡Ah, cierto! Ese fue mi primer beso. ¿No es un buen trato para ti?