Clarence estudió el collar con una cruz por un rato antes de quedarse lentamente dormido.
Estaba cansado por todas las prisas de estos días.
Clarence fue despertado por un alboroto en la entrada del Salón Trece a la mañana siguiente.
Clarence estaba confundido. —¿Pacientes a esta hora de la mañana?
—Clarence, sal... Vamos, sal... ¿Tienes miedo de salir después de atreverte a hacer tal cosa... —escuchó discursos entrecortados.
Clarence se estremeció. —Oh no, ¿no es esa la voz de Belle?
—¿Es... —Clarence se levantó de la cama y abrió la entrada del Salón Trece sin lavarse la cara.
—¿Mamá y papá, por qué están todos ustedes aquí? —Clarence miró a la familia Murphy.
No solo Armstrong y Peonía, sino también las familias de Belle y Melodía habían venido.
Miranda vestía un traje de negocios negro, luciendo indiferente.
—¿Por qué estamos aquí? Clarence, ¿vas a arruinar la clínica de tu suegra si no venimos? —Armstrong no pudo evitar sentirse molesto.