—Clarence asintió seriamente —Por supuesto.
—Miranda observó a Clarence durante unos segundos antes de estallar en risas —Está bien, te creo. Iré a la entrevista mañana. Ya es tarde, debería volver.
—Déjame llevarte —sugirió Clarence.
—Miranda negó con la cabeza —No pasa nada. Ya has estado conmigo mucho tiempo. Puedo llamar a un coche.
Antes de que Clarence pudiera reaccionar, ella le dio un beso rápido en la mejilla.
—Adiós, Clary.
La mujer sostuvo sus zapatillas y corrió descalza por la playa. Luego, paró un taxi al lado del camino y desapareció frente a Clarence.
—Esa chica —Clarence tocó su mejilla y miró hacia atrás hacia Miranda. Sacó su teléfono —Hola, Jeremy, soy yo.