Déjame contarte la historia de un joven que vivía en un mundo completamente diferente al que conocemos. En ese mundo, no había monstruos ni magia. Los humanos avanzaron su civilización con el poder de la tecnología.
Conquistaron los mares y los cielos con su conocimiento y acero, incluso llegando a las estrellas más allá. Sin duda, tenían el potencial para conquistar el reino de las estrellas algún día. No eran la raza más fuerte, físicamente. Pero usaron su inteligencia para dominar el mundo y se posicionaron en la cima de la cadena alimenticia.
El joven vivía en una de las muchas grandes ciudades con poblaciones de millones y edificios de cientos de metros de altura hacia el cielo. El joven no era alguien impresionante que contribuyera al avance de la civilización humana; era solo una persona ordinaria. Sin embargo, también tenía un sueño de amor puro similar al tuyo, pero no exactamente igual.