Zarfel se alejó, ignorando los gritos de los prisioneros cercanos. La mano de Isaac temblaba mientras sostenía el trozo de papel que se sentía más pesado que hace un momento. ¡Rasgar! Lo rompió por la ira. —¡Esto es una mierda!
—Hola, recién llegado. —Una voz burlona vino de la celda opuesta. Un anciano de cabello oscuro y dientes rotos mostró su rostro—. ¿Primera vez? ¡Jajajaja!
—¡Jajajaja! —Los prisioneros de las celdas cercanas copiaron su risa y comenzaron a burlarse del joven de cabello blanco.
—¡Maldita sea! —Isaac pasó su mano, hizo aparecer la Interfaz y aplastó el botón de [Cerrar Sesión] por la ira. Su cuerpo se desvaneció en partículas.
—Oh… Era un Jugador. —El anciano resopló y se sentó en el suelo fangoso—. Qué suerte… Puede desaparecer y venir cuando quiera. ¡Estoy tan envidioso!
…
En la vida real.