¡Crepitar!
¡Chisporrotear!
El cielo estaba oscuro, como si estuviera cubierto por una extraña mancha negra. El relámpago oscuro rugía sobre las nubes oscuras. No había luna ni estrellas colgando arriba. En cambio, todo estaba oscuro, sin ninguna fuente de luz.
Las sombras, la oscuridad y los desolados páramos cubrían todo el reino.
El Señor del Submundo se despertó lentamente y vio el cielo oscuro flotando sobre él. El clima era frío y sin alma.
Estaba tumbado en el suelo, que era duro pero también pegajoso. A su alrededor estaba el enorme páramo con un suelo oscuro.
Sin embargo, el Señor del Submundo se sentía sorprendentemente en paz. Era como si finalmente hubiera llegado a su hogar después de unas largas vacaciones.
Chisporroteo…
¡CREPITAR!
El relámpago oscuro, con furia, golpeó el suelo.
El Señor del Submundo miró hacia el relámpago que golpeó el suelo a solo un kilómetro de él.