Sacudiendo el Mundo.

—Estamos aquí… —un hombre de cara regordeta levantó su brazo derecho como señal para detenerse. Su compañero lentamente lo seguía, deteniéndose detrás del árbol. Vieron una cueva apenas iluminada.

—¿Estás seguro de que esto es buena idea? —un hombre de cabello color carbón preguntó con leve duda. El hombre de cara regordeta tomó el papel de líder en este dúo, pero no estaba seguro si debía escucharlo. Después de todo, durante el Ataque de los Lobos, su fuerza no estaba por encima de él.

—¡Sí! —el hombre de cara regordeta acalló su grito. Dentro de su mente, pensaba que su compañero era un cobarde e inútil. Pero buen cebo.

La vista de la entrada de la cueva era clara. Notaron los extraños árboles con púas y lograron evitarlos. Por suerte para ellos, quien sea que estuviera en la cueva no tuvo suficiente tiempo para hacer una trampa de longitud forestal.