—¡Khhhhh!
Sonó el sonido estático de la radio.
«...Supongo que colgó.»
Un rastro de lástima cruzó mis ojos mientras guardaba el transmisor de radio.
Levantándome y poniéndome el abrigo, animé a los demás a que me siguieran.
—Bien, vamos.
Ahora que me había deshecho de las molestas moscas que pululaban a mi alrededor, podía ir a mi destino sin demasiadas preocupaciones.
—Ren, ¿cuánto tiempo nos queda? —Ryan preguntó desde atrás.
—Estamos casi allí.
Nuestro destino actual era Henolur, la capital enana.
Después de viajar durante los últimos cuatro meses, casi habíamos llegado al lugar.
—¿Tiempo preciso?
—Diría que una semana más de viaje.
Originalmente se suponía que tardaríamos mucho menos en llegar; sin embargo, para ralentizar la persecución de Xavier y de los demás, decidí tomar un pequeño desvío y viajé cerca de la frontera élfica.