—¿Q-qué?
Inconscientemente, el rostro de Sofía comenzó a volverse de un rojo brillante.
—¿Hm? ¿Estás bien?
Notando su leve cambio de comportamiento, incline mi cabeza hacia un lado. Había algo en su comportamiento. No parecía que yo fuera el único que notara esto, ya que Leopoldo, preocupado, colocó su mano en la frente de Sofía.
—Sofía querida, ¿estás bien?
—P..para.
Quitando de un golpe la mano de Leopoldo, Sofía tartamudeó mientras me miraba.
—No puede ser... eso...
«Espera…»
Al encontrarse con su mirada, de repente tuve un pensamiento extraño en mi mente. «Eso no puede ser...»
Rápidamente sacudí mi cabeza, tratando de negar tal pensamiento. No podía ser…o más bien, quería no creer en el pensamiento. Fue entonces cuando Sofía volvió a hablar.
—Y..tú eres Ren Dover, ¿verdad?
Mientras hablaba, logré captar un leve temblor en su voz. Dejando escapar un pequeño suspiro, asentí con la cabeza. «Parece que mi intuición era correcta».